DVD. Véala desde la comodidad de su sofáLa Ciudad de los
Fotógrafos
historia desde un contrapicado
historia desde un contrapicado
Por Kamila Medina López
Son las 12 de la noche, tengo mil cosas que hacer y estudiar, pero necesito distraerme. Miro mi repisa y ahí está, una cajita de plástico con una caratula mal impresa – pirata por supuesto – La Ciudad de los Fotógrafos. Un amigo me la prestó. Vela, me dijo, te va a gustar.Con un poco de incredulidad frente a su afirmación, acepté el reto. Creí que sería más de lo mismo: que la dictadura, que la represión, que Pinochet y los milicos…y todas esas cosas de las que nos quejamos tanto las nuevas generaciones, “hijitos de la democracia”. Pues me equivoqué…a medias, pero me equivoqué.
La Ciudad de los Fotógrafos, de Sebastián Moreno, trata el complejo período de la Dictadura Militar en Chile, pero ya no desde los lugares comunes a los que estamos acostumbrados. No ya desde la víctima o el culpable.
Esta historia es relatada desde la trinchera de los fotógrafos, desde los ojos que retrataban el sufrimiento de algunos, la culpa de otros y que inmortalizaron un pedazo de nuestra historia es sus fotografías.
En el filme, Moreno rescata la importante labor que cumplió la Asociación de Fotógrafos Independientes (AFI) durante los años 80 a través del recuerdo de su padre, Pepe Moreno.
Todas las adversidades que vivieron los reporteros gráficos para retratar e informar lo que realmente estaba sucediendo en Chile quedan en evidencia en este documental. Mientras los militares y la Dinacos (Dirección Nacional de Comunicación Social) impedía cualquier foto “no oficial”, la AFI llenó de imágenes de la violencia de la dictadura a los reprimidos medios opositores y a las agencias internacionales.
Pero aún así, los fotógrafos no son héroes, nos advierte el documental que hace, a través de entrevistas y testimonios una fuerte autocrítica a lo que desencadenó esa experiencia en los reporteros gráficos. “Terminamos insensibilizándonos frente a tanta violencia”, sentencian.
Son casi las 2 de la mañana. Mantenerme despierta después de una agotadora jornada era difícil, pero La Ciudad de los Fotógrafos lo logró a cabalidad. Una hora y media para emocionarse y archivar imágenes de nuestra historia en la frágil memoria colectiva de nuestro país.
¿Fue más de lo mismo? Similar, diría yo, sólo que ahora la historia es contada desde un ángulo contrapicado. Desde abajo, desde la trinchera de guerra en donde las armas, más peligrosas que muchas otras, no disparaban balas sino flashes y verdad.
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